Revista 110, España. -¿Que beber el agua del mar puede mejorar la salud?, facilitando inclusive la pérdida de peso, es una novedad absoluta, a pesar de que el estudio de las propiedades curativas del agua de los océanos ya había quitado el sueño a decenas de científicos desde tiempos inmemoriales.

Quienes profundizaron en el tema fueron las médicas María Alejandra Rodríguez Zía y María Teresa Ilari Valentí, y el licenciado Mariano Arnal, autores del libro El agua de mar, de Fundación Aquamaris. En esta obra, los especialistas explicaron por qué el agua del mar es uno de líquidos más completos del planeta, cómo se debe beber para lograr los efectos curativos y, por último, todas las afecciones que pueden ser tratadas con esta bebida: desde obesidad hasta hipertensión, pasando por gastritis, hemorroides, estreñimiento, asma, resfríos, acné, psoriasis, artrosis, fibromialgia y osteoporosis.

Los galenos sostienen que tomar el agua de mar de forma adecuada puede curar desde la obesidad hasta la hipertensión, pasando por gastritis, hemorroides, estreñimiento, asma, resfríos, acné, psoriasis, artrosis, fibromialgia y osteoporosis.

“Obviamente el agua de mar, cuya composición mineral es la suma de todas las demás aguas mineromedicinales, demostró una eficacia superior en el tratamiento de estas patologías”, aseguró Ilari Valentí, quien enfatizó: “Del mismo modo que la sed no la determina únicamente la falta de agua, sino también la falta de minerales (de ahí el uso de las aguas isotónicas en el deporte y el de sueros isotónicos en los hospitales), así también en los mecanismos que regulan el nivel de saciedad, el equilibrio de minerales de la ingesta es determinante. Por eso, uno de los mecanismos más sencillos para controlar la ansiedad alimentaria es aportar suficiente cantidad de minerales (mediante la adición de agua de mar); porque el aporte justo de minerales hace funcionar a la perfección el mecanismo de aviso de saciedad, con lo que se asegura una reducción de la necesidad de comida. Eso nos ayuda a reducir la dieta sin sufrir hambre ni ansiedad”.

El agua de mar permite la limpieza del organismo por un mecanismo de arrastre de desechos, por una respuesta de efecto laxante.

Por eso el aporte de minerales del agua de mar tanto en la cocina como en forma de bebida, es un freno poderoso de la obesidad. “Además de renunciar totalmente a la sal ordinaria y reemplazarla por agua de mar, conviene sustituir el agua de beber: cambiar el agua dulce por isotónica; porque con ella el organismo va ganando minerales y al detectarlo el paladar, experimenta una menor sensación de hambre -sostuvo Rodríguez Zía- . Si no fuese así, es recomendable concentrar el agua isotónica que se bebe, a unos momentos antes de cada comida (entre 15 y 20 minutos), porque de este modo se consigue una agradable sensación de saciedad que nos permite reducir la dieta sin el menor sacrificio. La solución de los problemas de anorexia y bulimia mediante el agua de mar se rige por los mismos parámetros que la cura de la obesidad. Los minerales son la clave”.

Su uso como depurativo y regulador del sistema digestivo (desintoxicante, purgante, laxante) radica en que “el agua de mar permite la limpieza del organismo por un mecanismo de arrastre de desechos, por una respuesta de efecto laxante que se manifiesta a través de una diarrea, siendo ésta la primera expresión de depuración. He ahí un remedio excelente para el estreñimiento: ingerir agua de mar en un espacio de tiempo limitado. En este caso la cantidad es importante; pero siempre con prudencia (máximo medio litro de hipertónica, si no se logra evacuar)”.

Para las afecciones articulares, tipo reumatismo, artritis, artrosis, mialgias y fibromialgia, osteoporosis se recomendaron tradicionalmente en Europa las aguas termales mineromedicinales, tanto en baños como en ingesta. La Seguridad Social de varios países europeos prescribió y financió regularmente estos tratamientos.

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